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Periqui escribió " Este cuento trata sobre el aborto. Dejame tu opinión. ¡¡Muchas gracias !!
Hace cientos de miles de años se mecía una cigota en el útero de una hembra. Sabía que estaba distinta, tenía más hambre, algo pasaba. Sentía más apego por sus cachorros. Se puso al sol con los ojos cerrados, la hierba a su alrededor se movía en oleadas frescas de viento. En su pelambre se enredaba el aire lleno de ozono que venía de las montañas lejanas. Chupaba el carozo de lo que podría haber sido un durazno y el gusto de la fruta todavía endulzaba su lengua. La paladeó. La vida era bella en la sabana. Se tocó el vientre velludo con un dedo negro. Estaba tibio. Apoyó la mano en la panza que crecía y sintió un movimiento. Recostada, restregó su espalda en la hierba. El pelo negro azabache, muy terso, crecía en sus dedos venosos y se extendía hasta la muñeca, donde un lunar en forma de medialuna asomaba entre la pelambre brillante. Suspiró.
Los genes de aquel lunar viajaron miles de años hasta otra hembra que desechó el corsé una mañana y se dejó el camisón de batista un poco más. Abrió la ventana y miró hacia la campiña blanquecina por el sol. El trigo se mecía como las olas del mar en las colinas bajas de España. Una abeja rondaba con insistencia un diente de león. Ella se sentó en el antepecho y corrió un mechón de su cabello. Pensó que lo que crecía en su vientre era tan pequeño como esa abeja. No sabía si era capaz de parir otra vez. Alzó el mentón para que la luz le calentara las mejillas. En el cuarto contiguo se escuchaba el trajín de sus cuatro hijos. Se levantó y fue al tocador. Retocó su pelo en el espejo y pensó que aquella abeja que anidaba en su panza sería un día tan hermosa como ella. Con un dedo recorrió las estrías grises del mármol de la cómoda y se detuvo en un alhajero de jade y alabastro. Sacó un dije de oro blanco con una perla. Era un eclipse de luna y la perla era el sol. Lo había heredado de su madre, que murió en el parto. Sostuvo el dije en su mano y lo encerró con los dedos. Levantó la puntilla del camisón y contempló su muñeca, el lunar en forma de medialuna que dormía en su antebrazo desde el día en que nació.
Cuatrocientos años después, en un barrio popular, la chica del lunar en forma de medialuna abre los ojos y escucha las gotas de lluvia golpear contra las chapas. Carmen no quiere levantarse pero se obliga. Su mirada es luminosa. Con una mano se arregla un rulo que cae contra su frente. En la pieza duermen sus hijos. Juan ya ha salido a cartonear y ella debe preparar el mate cocido. Va a la cocina y abre la garrafa, prende la hornalla. Saca el pan de un cajón y lo corta en cinco porciones. Afuera se escucha un camión. Sale de la casilla a buscar agua y la pone a hervir. Se sienta y sigue con el dedo los nudos falsos de la mesa de fórmica. Cierra los ojos y trata de sentir eso que ahora crece en su barriga y que es como una mosca o una abeja. Su vientre todavía es plano y se lo mira. Es joven y tan bonita como la chica del siglo XVII. En la pieza de al lado su hijo más chico escupe una tos seca. Está así desde hace unos días y hoy tampoco podrá llevarlo a la salita porque tiene que ir a trabajar. Se levanta y abre la ventana. Ve el ramito de perejil en el frasco de conservas que ha dejado esa noche al sereno y más lejos, contra el horizonte, las chimeneas de las fábricas abandonadas. Tiene frío. Las calles de la villa están silenciosas pero la abeja zumba en su panza con mensajes misteriosos. Pone la mano en el vientre con el lunar de medialuna sobre su ombligo. Cierra la ventana pero deja el frasco con el perejil sobre la mesa. La pava se ha quedado sin agua y la vuelve a llenar. Se apoya en la mesa con la cabeza entre las manos y la helada, que golpea las macetas de malvón allá afuera, llena la habitación. Si el Juan lo supiera haría un escándalo. Y entonces el miedo es grande y se hace fuerte y el malvón desaparece. Sólo puede escuchar la tos. La pava que otra vez se ha puesto a pitar. Entonces, agarra indecisa el perejil con la misma mano que se acariciaba la panza y tal vez ese lunar ya no venga más a este mundo. "
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